"Ser víctima de violencia de género te hace ser más vulnerable a padecer trastornos de salud mental"

La violencia machista es la punta de un gran iceberg que hay por debajo: el de la desigualdad estructural. Nos afecta a todas las mujeres en distintos niveles.

Margarita Sáenz Herrero

MARGARITA SAENZ HERRERO, Psiquiatra del Hospital de Cruces

¿Cómo afecta la  violencia machista a la salud mental de las mujeres?

La violencia machista es la punta de un gran iceberg que hay por debajo: el de la desigualdad estructural. Nos afecta a todas las mujeres en distintos niveles, tal como se refleja en la última encuesta de Salud del Departamento de Salud de 2018, que sitúa a las mujeres con la misma brecha de género en ansiedad y depresión que hace años y con una mayor carga de tareas domésticas y de cuidado que los hombres. Sufren una mayor precariedad laboral y dedican más horas al trabajo doméstico independientemente del nivel de estudios o clase social. Esto va a tener una repercusión en la salud, por lo que es necesaria la incorporación de la perspectiva de género.

Ser víctima de violencia de género te hace ser más vulnerable a padecer trastornos de salud mental como ansiedad, depresión, trastornos adaptativos, estrés postraumático, adicciones, trastornos de conducta alimentaria, etc. Además, el hecho de padecer un trastorno mental grave, un trastorno bipolar, o una esquizofrenia, te hace ser más vulnerable a padecer violencia de género, porque estas mujeres constituyen una población de riesgo, como ocurre con otros colectivos como personas con diversidad funcional, mujeres migrantes, etc. En relación a las mujeres con trastorno mental grave, hasta el 70% sufren violencia de género, según se recoge en la literatura.

Según los datos, las mujeres toman más antidepresivos que los hombres y sufren en mayor medida de ansiedad y depresión. ¿Considera que se aborda el sufrimiento femenino adecuadamente en la atención sanitaria o se enmascara con antidepresivos situaciones de violencia machista?

Como decía, las mujeres que sufren violencia tienen más posibilidades de desarrollar patologías mentales. Pero por otro lado, parece que la violencia de género y los trastornos mentales estuvieran en campos separados para la salud mental, pero están íntimamente relacionados. Vivimos en la misma realidad social. Olvidar esto es un factor de confusión y determina que no estemos haciendo una buena praxis clínica. La falta de detección de casos de violencia de género no deja de ser un reflejo de la falta de igualdad de nuestra sociedad, donde la inequidad social se refleja, como no podía ser de otra manera, en la salud mental. La patología psiquiátrica se detecta mediante clasificaciones internacionales al uso y, en muchas ocasiones, las víctimas de violencia de género tampoco se sienten bien atendidas cuando no se presta atención al problema nuclear y cuando su situación clínica ulterior será determinada por modelos médicos que repiten actitudes patriarcales. Estamos, pues, ante un problema asistencial que afecta a las víctimas de violencia de género.

¿Se tiene en cuenta la perspectiva de género en la atención en salud mental y en Osakidetza?

Creo que hay una mayor sensibilización ante esto, aunque falta mayor coordinación para la detección de casos. Todavía falta introducir la perspectiva de género, no solamente en la atención en salud mental, sino también en atención primaria, en los servicios sociales y, sobre todo, en la educación, desde los colegios, como en la educación médica, de enfermería...

Los datos arrojados en la investigación sobre violencia contra las mujeres con problemas de salud mental de Fedeafes indican que un 80% de las mujeres con problemas de salud mental han sufrido violencia en la pareja a lo largo de la vida, que más del 40 % ha sufrido violencia sexual, que el 40% de las mujeres no identifica la violencia como tal y que en un 50% la persona profesional de referencia desconocía el maltrato existente. ¿Qué le parece que puede hacerse para detectar más casos de violencia en estas mujeres?

Las cifras aportadas son abrumadoras y nos obligan a un replanteamiento de entrada. El problema no es sólo asistencial, sino de recursos. Hay poca investigación sobre como mejorar la identificación y el tratamiento de las víctimas en salud mental, pero parece evidente que  es una necesidad no cubierta y que los servicios de salud mental pueden jugar un papel relevante en la prevención primaria y secundaria en la violencia contra las mujeres incorporando la perspectiva de género en la formación de los profesionales.

¿Cree que son suficientes los recursos y apoyos que hay para las mujeres con problemas de salud mental que sufren violencia? ¿Qué necesidades tienen?

Son necesarios más recursos y apoyos. Lo social es fundamental, tener acceso a recursos como pisos de acogida en caso de riesgo vital, también la atención psicológica específica y, evidentemente, el tratamiento psiquiátrico teniendo en cuenta la problemática que hay detrás. Junto con todo esto, me parece que las asociaciones, grupos de mujeres y otros colectivos, como asociaciones feministas, pueden contribuir al empoderamiento de estas mujeres.

Algunas mujeres con problemas de salud mental tienen dificultades para ser recibidas en las casas de acogida. ¿Considera que desde salud mental es necesaria una coordinación con estas casas cuando atiende a mujeres con problemas de salud mental?

Es necesario que las mujeres que padecen una patología psiquiátrica tengan acceso a las casas de acogida igual que el resto de las mujeres. Contribuimos a una doble estigmatización de nuestras usuarias, que sufren por padecer una enfermedad mental y por no recibir el soporte necesario al ser víctimas de violencia de género, como se ha descrito anteriormente.

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